Ya sabemos que hace algunos años la organizacion del Tour de Francia celebró el centenario de su creacion, pero en este año se commemora los cien años de la 1ª ascension al colt de Tourmalet y la Grande Boucle rinde homenaje a estos puertos con un final de etapa inedita al mencionado puerto.
Para que esteis informados de como fue aquella historia del descubrimiento de este puerto para el Tour os relato lo siguiente y con el verdadero protagonista en aquella epoca (Octave Lapize, 1910)
Verdún es el escenario de la batalla más larga de la I Guerra Mundial, con una masacre que arrasa campos y vidas desde febrero de 1916 hasta diciembre de 1917. Aquel día en el que se tenía que celebrar un aniversario más de la toma de La Bastilla, un sargento francés que sobrevuela la zona en pleno combate se ve envuelto en una catarata de balazos. Su sordera le impide oír la ráfaga de proyectiles que escupen dos biplanos alemanes, pero cinco balas cruzan silenciosas su alma. El avión entra en barrena y se estrella en una pradera de Lorena. El fuselaje del aparato luce un gallo y un gran número cuatro, el dorsal con el que su piloto ganó el Tour de Francia en 1910. Su nombre, Octave Lapize. Tenía 29 años. Su minusvalía le había llevado a ser rechazado para el servicio militar, pero se alistó voluntario y encontró la muerte en el conflicto, lo mismo que Lucien Petit-Breton (ganador en 1907 y 1908) y su ex compañero de equipo, el luxemburgués François Faber (1909), que militaba en la Legión Extranjera.
Siete años antes, Lapize pasó a la historia del Tour, al ganar la primera etapa pirenaica: Luchon-Bayona, 326 kilómetros. Se subían los colosos Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque, y la tachuela de Osquich al final. El francés, que era segundo en la general, ganó la etapa tras 14 horas y 10 minutos de esfuerzo, a una media de 23,011 km/h. Los tres últimos, Auguste Dufour, Constant Collet y Georges Cauvry, necesitaron 7 horas y 33 minutos más.
Lapize había atacado en las primeras rampas del Peyresourde, junto con su compañero Gustave Garrigou, que ganaría el Tour en 1911, y coronarían por este orden también el Aspin y el Tourmalet, donde las numerosas piedras sobre la carretera dificultan la ascensión.
La fatiga y las rampas del Aubisque se desplomaron con toda su crudeza sobre los dos hombres del equipo Alcyon. En algunos tramos, deben echar pie a tierra, y son superados por François Lafourcade. El hecho de ser superado por un independiente irritó a Lapize, que corona el Aubisque a 14 minutos de su compatriota. En la cima, divisó a un organizador que estaba controlando el paso de la montaña, y la ira se apoderó de él. Tiró la bicicleta y agarró de las solapas al representante de la carrera y soltó una frase lapidaria "¡Asesinos, sois unos asesinos". Camino de Bayona, Lapize se recuperó y ganó la etapa. En la meta, reafirmó sus palabras: "Desgrange est bien un assassin!".
El origen del Tourmalet Se refería a Henri, el hombre que en 1893 estableció el récord de la hora, y que era el director del Tour y del periódico organizador, L'Auto , además del culpable de que el Tour llegara a los Pirineos.
Henri Desgrange había comprobado que las pequeñas cotas que atravesaba la Grande Boucle avivaban la presencia de público en las cunetas, así que propuso a su colaborador y periodista Alphonse Steinès que buscara un trazado alternativo. "Crucemos los Pirineos", fue la respuesta, que no convenció a su jefe.
En aquella época, los Pirineos estaban deshabitados y sus caminos, descarnados, algunos incluso intransitables. Desgrange, entonces, propuso a Steinès que hiciera el recorrido en coche. Y allá fue. Superó el Peyresourde y el Aspin, pero se dio de bruces con el Tourmalet.
El col que más veces se ha superado en el Tour permanecía entonces casi intransitable, y a su pie, en Sainte Marie de Campan, le aconsejaron que no lo subiera. Desoyó los consejos, y alquiló un vehículo con un conductor de la zona. A cuatro kilómetros de la cima, el chófer decidió darse la vuelta, pero Steinès, empecinado, caminó hacia los 2.115 metros de su cumbre bien entrada la tarde. La nieve le cubría casi hasta las rodillas, y la noche se echó sobre la zona, acechada por lobos y osos. La tardanza de Steinès inquietó al conductor, que dio aviso a los vecinos. Se improvisó una batida, y el intrépido periodista fue encontrado sobre las tres de la mañana, desfallecido por el esfuerzo y aterido por el frío, cerca de Barèges, en la otra falda.
Al día siguiente, ya recuperado, envió un telegrama a Desgrange. El mensaje rezaba algo así como: "Superado el Tourmalet. Ruta en buen estado. Perfectamente transitable". Y la historia del ciclismo comenzó a peregrinar por sus rampas.
Para que esteis informados de como fue aquella historia del descubrimiento de este puerto para el Tour os relato lo siguiente y con el verdadero protagonista en aquella epoca (Octave Lapize, 1910)
Verdún es el escenario de la batalla más larga de la I Guerra Mundial, con una masacre que arrasa campos y vidas desde febrero de 1916 hasta diciembre de 1917. Aquel día en el que se tenía que celebrar un aniversario más de la toma de La Bastilla, un sargento francés que sobrevuela la zona en pleno combate se ve envuelto en una catarata de balazos. Su sordera le impide oír la ráfaga de proyectiles que escupen dos biplanos alemanes, pero cinco balas cruzan silenciosas su alma. El avión entra en barrena y se estrella en una pradera de Lorena. El fuselaje del aparato luce un gallo y un gran número cuatro, el dorsal con el que su piloto ganó el Tour de Francia en 1910. Su nombre, Octave Lapize. Tenía 29 años. Su minusvalía le había llevado a ser rechazado para el servicio militar, pero se alistó voluntario y encontró la muerte en el conflicto, lo mismo que Lucien Petit-Breton (ganador en 1907 y 1908) y su ex compañero de equipo, el luxemburgués François Faber (1909), que militaba en la Legión Extranjera.
Siete años antes, Lapize pasó a la historia del Tour, al ganar la primera etapa pirenaica: Luchon-Bayona, 326 kilómetros. Se subían los colosos Peyresourde, Aspin, Tourmalet y Aubisque, y la tachuela de Osquich al final. El francés, que era segundo en la general, ganó la etapa tras 14 horas y 10 minutos de esfuerzo, a una media de 23,011 km/h. Los tres últimos, Auguste Dufour, Constant Collet y Georges Cauvry, necesitaron 7 horas y 33 minutos más.
Lapize había atacado en las primeras rampas del Peyresourde, junto con su compañero Gustave Garrigou, que ganaría el Tour en 1911, y coronarían por este orden también el Aspin y el Tourmalet, donde las numerosas piedras sobre la carretera dificultan la ascensión.
La fatiga y las rampas del Aubisque se desplomaron con toda su crudeza sobre los dos hombres del equipo Alcyon. En algunos tramos, deben echar pie a tierra, y son superados por François Lafourcade. El hecho de ser superado por un independiente irritó a Lapize, que corona el Aubisque a 14 minutos de su compatriota. En la cima, divisó a un organizador que estaba controlando el paso de la montaña, y la ira se apoderó de él. Tiró la bicicleta y agarró de las solapas al representante de la carrera y soltó una frase lapidaria "¡Asesinos, sois unos asesinos". Camino de Bayona, Lapize se recuperó y ganó la etapa. En la meta, reafirmó sus palabras: "Desgrange est bien un assassin!".
El origen del Tourmalet Se refería a Henri, el hombre que en 1893 estableció el récord de la hora, y que era el director del Tour y del periódico organizador, L'Auto , además del culpable de que el Tour llegara a los Pirineos.
Henri Desgrange había comprobado que las pequeñas cotas que atravesaba la Grande Boucle avivaban la presencia de público en las cunetas, así que propuso a su colaborador y periodista Alphonse Steinès que buscara un trazado alternativo. "Crucemos los Pirineos", fue la respuesta, que no convenció a su jefe.
En aquella época, los Pirineos estaban deshabitados y sus caminos, descarnados, algunos incluso intransitables. Desgrange, entonces, propuso a Steinès que hiciera el recorrido en coche. Y allá fue. Superó el Peyresourde y el Aspin, pero se dio de bruces con el Tourmalet.
El col que más veces se ha superado en el Tour permanecía entonces casi intransitable, y a su pie, en Sainte Marie de Campan, le aconsejaron que no lo subiera. Desoyó los consejos, y alquiló un vehículo con un conductor de la zona. A cuatro kilómetros de la cima, el chófer decidió darse la vuelta, pero Steinès, empecinado, caminó hacia los 2.115 metros de su cumbre bien entrada la tarde. La nieve le cubría casi hasta las rodillas, y la noche se echó sobre la zona, acechada por lobos y osos. La tardanza de Steinès inquietó al conductor, que dio aviso a los vecinos. Se improvisó una batida, y el intrépido periodista fue encontrado sobre las tres de la mañana, desfallecido por el esfuerzo y aterido por el frío, cerca de Barèges, en la otra falda.
Al día siguiente, ya recuperado, envió un telegrama a Desgrange. El mensaje rezaba algo así como: "Superado el Tourmalet. Ruta en buen estado. Perfectamente transitable". Y la historia del ciclismo comenzó a peregrinar por sus rampas.