ALFONSINA STRADA--LA HEROINA AZZURRA
De nombre de nacimiento Alfonsina Morini de Castelfranco Emilia que al casarse se apellidó Strada, era una campesina muy aficionada a la bicicleta.
Eran los años 20 y gente como Girardegno y Brunero eran los ídolos de los tifossi, dominando las carreteras italianas y así se llegaba a la salida del Giro del 1924.
La aficionada de fuerte carácter tenía 32 años y no quería ser menos que aquellos dos campeoníssimos y decidió tomar la salida de la ronda italiana. Al principio, aunque incrédulos, los organizadores le dejaban partir y, con el dorsal 72 en las espaldas, salía de Milán con 300km por recorrer hasta meta, que completó dejando a algunos participantes masculinos por detrás de ella y reivindicando la situación femenina en el deporte.
Pasaban los días y sufría, pero iba haciendo al mismo ritmo que el resto de participantes hasta que en la sexta etapa con meta en Foggia quedó última por primera vez en al prueba; su falta de entrenamiento se notaba.
Al ver que la chica no cesaba, los organizadores la iban presionando hasta que, en la octava etapa, la echaron por llegar supuestamente fuera de control y aduciendo unas dudosas irregularidades de las que no se dieron detalles.
Alfonsina protestó, pero no hubo manera. A pesar de aquello, le pudo el orgullo y decidió seguir la carrera aunque fuera de competición, consiguiendo llegar a Milán.
Allí fue recibida como lo que había merecido rompiendo barreras en el movimiento femenino en el deporte: una heroína.
Sin embargo, a pesar de ser la primera y última vez que una mujer participó en el Giro, su historia ni comenzó ni acabó aquí. Desde los 13 años que ya participaba en carreras, pero su anterior atrevimiento a correr con los hombres fue en la clásica de su país más importante junto a la Milán - San Remo: el Giro de Lombardía, en el que se inscribió dos años consecutivos (1917 y 1918), quedando 32ª y 21ª, respectivamente. Nada mal.
Éste ha sido su lado más anecdotario, pero con el tiempo demostró ser también uan enorme competidora batiendo dos récords a la hoar femeninos: el primero, en 1911, que quedó en 37,192km, pero que fue denegado por circunstancias extrañas. El segundo lo marcó en 1938, con 34,580km, que fue aceptado y que hasta 1955 nadie consiguió superarlo.
Murió en 1959 por una caída, con la certeza de haber sido mucho más que una ciclista: una representante del movimiento feminista en el deporte.
http://cccastello.bloc.cat/gallery/17561/17561-94856.jpg
De nombre de nacimiento Alfonsina Morini de Castelfranco Emilia que al casarse se apellidó Strada, era una campesina muy aficionada a la bicicleta.
Eran los años 20 y gente como Girardegno y Brunero eran los ídolos de los tifossi, dominando las carreteras italianas y así se llegaba a la salida del Giro del 1924.
La aficionada de fuerte carácter tenía 32 años y no quería ser menos que aquellos dos campeoníssimos y decidió tomar la salida de la ronda italiana. Al principio, aunque incrédulos, los organizadores le dejaban partir y, con el dorsal 72 en las espaldas, salía de Milán con 300km por recorrer hasta meta, que completó dejando a algunos participantes masculinos por detrás de ella y reivindicando la situación femenina en el deporte.
Pasaban los días y sufría, pero iba haciendo al mismo ritmo que el resto de participantes hasta que en la sexta etapa con meta en Foggia quedó última por primera vez en al prueba; su falta de entrenamiento se notaba.
Al ver que la chica no cesaba, los organizadores la iban presionando hasta que, en la octava etapa, la echaron por llegar supuestamente fuera de control y aduciendo unas dudosas irregularidades de las que no se dieron detalles.
Alfonsina protestó, pero no hubo manera. A pesar de aquello, le pudo el orgullo y decidió seguir la carrera aunque fuera de competición, consiguiendo llegar a Milán.
Allí fue recibida como lo que había merecido rompiendo barreras en el movimiento femenino en el deporte: una heroína.
Sin embargo, a pesar de ser la primera y última vez que una mujer participó en el Giro, su historia ni comenzó ni acabó aquí. Desde los 13 años que ya participaba en carreras, pero su anterior atrevimiento a correr con los hombres fue en la clásica de su país más importante junto a la Milán - San Remo: el Giro de Lombardía, en el que se inscribió dos años consecutivos (1917 y 1918), quedando 32ª y 21ª, respectivamente. Nada mal.
Éste ha sido su lado más anecdotario, pero con el tiempo demostró ser también uan enorme competidora batiendo dos récords a la hoar femeninos: el primero, en 1911, que quedó en 37,192km, pero que fue denegado por circunstancias extrañas. El segundo lo marcó en 1938, con 34,580km, que fue aceptado y que hasta 1955 nadie consiguió superarlo.
Murió en 1959 por una caída, con la certeza de haber sido mucho más que una ciclista: una representante del movimiento feminista en el deporte.
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